Otr@s nos escucharon amorosamente allí y descubrí que la poesía, desde su microcosmos, puede mover el mundo.
Entre muchos versos, leí este:
ORÍGENES
La muerte no es sólo
tiempo, sino distancia.
Luego me sacudes los ojos
húmedos.
¿Por qué te entregaste
tan pronto? Estoy en el borde de
tu sueño
y apenas alcanzas a vislumbrar
mi presencia de luz.
Si levantas la mirada podrás
cerciorarte tú mismo. La
distancia
no se mide en kilómetros
ni en hectáreas de hierba verde y
fresca.
Miles de eones nos separan de
este
punto, y no lograré
jamás alcanzarte; se me cercenan
los dedos si los alzo.
Tú desde la Morada
y yo desde el hogar
santo de tu recuerdo.
Están cerca, a unos minutos a
pie,
y lejos al tiempo.
Yo hago rojas señales
de humo como los antiguos
cheroquis,
y es tal vez el viento invisible
y sordo
tu respuesta. Me enseñaron
durante
siglos que la culpable
fue una estúpida manzana mordida.
(El Leteo, Bohodón Ediciones, 2013)
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