La leyenda de la Papisa Juana cuenta la historia de una mujer que alcanzó el papado católico ocultando su identidad sexual sobre el siglo IX. Existen varias crónicas que atestiguan este hecho. Juana era hija de un monje, por lo que creció en un ambiente bastante religioso, y tuvo la oportunidad de estudiar, caso extraño en esa época. Entró en el ámbito religioso con el nombre de Johannes Anglicus (Juan el Inglés). Se dice que esto lo hizo para seguir a un amante estudiante.
Viajó por numerosos lugares, como Constantinopla, donde conoció a grandes personajes de la época. Juana llegó a Roma, y debido a su erudición fue secretaria del Papa León IV, siempre ocultando su verdadera identidad. Tras la muerte del Papa, se hizo nombrar su sucesora con el nombre de Benedicto III o Juan VIII.
Tiempo después, la Papisa, que disimulaba un embarazo fruto de su unión carnal con un embajador de Sajonia, comenzó a sufrir contracciones de parto en medio de una procesión y parió en público. Según varias versiones de este personaje, fue lapidada por el gentío enfurecido, o murió a causa del parto. La leyenda cuenta que la suplantación de Juana obligó a la Iglesia a proceder a una verificación ritual de la virilidad de los papas electos, donde un eclesiástico estaba encargado de examinar manualmente los atributos sexuales del nuevo pontífice.
No es de extrañar que esto haya ocurrido. ¿Por qué no? Sin ir más lejos, en la Iglesia Católica no pueden las mujeres acceder a cargos jerárquicos de relevancia. Cosa que tampoco entiendo. Esta historia ha podido ser ocultada por la Iglesia, o tal vez no. Os dejo que penséis. Pudiendo ser verdad o mito, podemos aguardarnos en el dicho: "cuando el río suena, agua lleva..."
No hay comentarios:
Publicar un comentario