Ya en este espacio hablé sobre el musical de Mamma Mía, basado en las canciones del grupo sueco de la década de 1970 ABBA, donde se iba a representar en Sevilla desde el 8 al 18 de abril en el año 2010. Aquí podéis encontrar la breve reseña que escribí sobre ello: Musical de Mamma Mía en el Palacio de Congresos de Sevilla.
Con todo, en mi pueblo natal de Huévar del Aljarafe, en Sevilla, este musical fue representado magistralmente por jóvenes de la Hermandad de la Sangre, una de las más importantes hermandades religiosas de la villa. Muchos se preguntarán por qué tanta importancia a este teatro, uno de tantos.
Para comenzar no se trata de un teatro, no es precisa esa denominación, o por lo menos está incompleta; podríamos llamarlo teatro musical o musical a secas. No es un diálogo entre personajes sin más, como estamos acostumbrados a ver, sino que cuando existe música y diálogo geniales se multiplica la posibilidad de emociones. No suelo conformarme con poco, me disgusta enormemente perder el tiempo y sé que el pasado sábado 18 de diciembre de 2010, fui testigo de un espectáculo gigantesco. Cuando el musical fue llevado a Sevilla, liderado por Nina, tuve la ocasión de verlo en directo y quedé hipnotizado con la puesta en escena, la música y los actores. Fue impresionante y magnífico, quedé prendado. Pero cuando estos jóvenes vecinos míos representaron la obra, fue incluso mejor. Mejor por la cercanía, por la cotidianidad, porque entendí mejor, porque me hizo sentir lo mismo con la gran diferencia de que no son profesionales que se dedican a ello, sino que son artistas amateurs, aficionados, que demostraron su valía y profesionalidad, dejando vislumbrar el trabajo de duros meses, donde lo dramático y lo cómico se entrelazan con el romance a la perfección. Las expresiones en los rostros, los sentimientos mostrados en la obra y transmitirlas al público, la calidad de la música y el sonido, las voces de los propios jóvenes en los diálogos, las coreografías y números musicales, el vestuario y el decorado no tienen por qué sentirse minimizados frente al musical original, que es el más reproducido del mundo que ningún otro, y aplaudido por crítica y público.
No exagero ni un ápice en mis palabras. Lo sé por las personas, por el murmullo del pueblo hablando y comentando esta maravilla, porque nadie debe perderse tal cosa. Muchos podrían tacharme de no ser objetivo, cosa incierta, pero no me importa. No suelo escribir en este espacio de asuntos que no me parezcan relevantes, ni tampoco de actividades o noticias relacionadas con mi pueblo si no son importantes o deben conocerse.
La suerte es que volverán a realizar esta actuación el próximo domingo 26 de diciembre, para deleite de los asistentes. Temas inolvidables como Dancing Queen, Money Money Money, Mamma Mia, Chiquitita, Super-Trouper, Gimme! Gimme! Gimme! o Waterloo, éxitos reconocidos de ABBA, cobrarán vida de nuevo encarnados en estos jóvenes, y a ellos les animo a que este trabajo lo lleven a otros lugares para que sean muchos los que tengan ocasión de disfrutarlo. El musical no entiende de años, cualquiera puede entender y dejarse llevar por la obra, independientemente de la edad, y creo que próximamente saldrá un DVD del espectáculo. Como dato, en 2008 se realizó Mamma Mía! La película, protagonizado por Meryl Streep y Pierce Brosnan.
Si con este artículo logro que algún escéptico se acerque a comprobarlo por sí mismo, mi objetivo se habría cumplido. No por mí, ni mucho menos por la Hermandad de la Sangre y sus jóvenes que lo organizan, sino por contemplar algo distinto y mágico. Muchas otras grandes obras han sido llevadas a cabo aquí, como Evita, La Bella y la Bestia o La Pasión, de las que sólo las dos últimas recuerdo, pero ninguna como este Mamma Mía, ninguna como esta maravilla de espectáculo y emociones, de música impresionante y representaciones geniales.
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